jueves, 2 de octubre de 2014

Empieza a verse la luz, al final del tunel

Poco a poco se va viendo la recompensa del trabajo realizado. Aqui os dejo otra entrega del culebron del palacete.

Uno de los procesos mas laboriosos de la reforma del txoko, ha sido la pintura. Para empezar el techo no me ofrece mucha confianza, y teniendo en cuenta que he sido el artífice de la "mejora", no me fió de que si lo pinto con rodillo, no caiga todo mi trabajo al suelo. Así que decidí pintarlo con pistola.
Pintar con rodillo presiona la base donde se pinta, y si esta base no esta bien sujeta, caerá. Así que, curándome en salud, pintando con pistola no presionare el yeso y la pasta que he dado en el techo, y correré menos peligro de que caiga al suelo.


Nunca he pintado con pistola, pero aunque parece fácil, tiene sus secretos. Lo primero que necesitamos es un compresor, y ajustar la presión de salida del aire comprimido al de trabajo de la pistola. Otro secreto es el de la mezcla de la pintura. Hay que rebajarla con el disolvente apropiado (en mi caso agua) hasta que tenga la consistencia adecuada. 

Como no dispongo de densímetro, uso el sistema a ojimetro, es decir, tiene que tener la consistencia de la leche, ni muy aguado ni muy espeso. En mi caso el ojimetro parece ser que no lo tengo muy bien calibrado, porque la velocidad a la que esperaba pintar, no es ni mucho menos con la que lo he hecho. Pero a base de darle manos, ha quedado muy aparente.

 
 También es importante tener una base buena donde pintar. por eso, después del yeso es importante lijar la superficie donde se descubren fallos (demasiados a decir verdad). Para eso tenemos el departamento de acabados y control de calidad, que como vemos esta en plena faena.








Aprovecho la ocasión de enseñar un truco para sujetar los cables, que incomodan la labor de pintar, tapar etc... Con el tapón de una cerveza de apertura fácil, se introduce en el agujero,  sujetando el cable, y facilitando la labor, sin necesidad de hacer agujeros para colocar clavos o tornillos.






La pared también esta pintada con pistola, ya que usándola es la única forma de aprender  como funciona. Intento hacer que la pared tenga dos colores, con una transición entre ellos. La realidad es que ha quedado tan sutil, que apenas se nota. También he pintado las esquinas con el color del techo, que es mas oscuro, para dar sensacion de profundidad.





 Con la lampara encendida apenas se nota la diferencia de color. Pero he descubierto que tiene una ventaja. La sombra que hace el filamento de las bombillas, disimula muy bien los fallos de pintado, ya que crea un "dibujo" que se confunde con las zonas mas oscuras donde se ha acumulado mas pintura. La próxima vez seguro que queda mejor.

Y ya he puesto el primer complemento de la estancia. Un reloj que hice con una cazuela de barro estropeada, que ha quedado muy rustico y muy apropiado para el ambiente del lugar.
La foto del interior de la cazuela es la casa de juntas de Gernika, con el árbol (hoy ya difunto) símbolo de las libertades del pueblo vasco.






Y esto es todo, por el momento. La labor continua, y la seguiré contando, según se vaya dando la oportunidad. Espero que os haya gustado.

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